El
hábito de la lectura es un gran estímulo a la creatividad, imaginación,
inteligencia y a la capacidad verbal y de concentración de los niños/as.
Por
ello deberíamos de saber que los libros convendrían estar presentes en el día a
día de los niños, de la misma forma que están sus juguetes. Desde siempre los
libros nos enriquece a todos y nos llevan a investigar en aventuras, historias,
a soñar despiertos...
El
libro es una puerta a la formación e información en todos los sentidos. Lo
importante es tener claro que los libros son primordiales, pero el acto de
leer, es lo que llevará a nuestros pequeños a este rincón tan exquisito que es
la aventura del saber, del conocer y descubrir.
Un
acto fundamental para que el niño/a cree el hábito a la lectura, es por parte
de las familias, disponer de un tiempo para compartir el momento de la lectura
con los hijos/as. Aparte de crear ese hábito tan importante, estarán
estableciendo lazos especiales entre ambas partes.
El
dejar a los pequeños manipular libros y que nos vean a los adultos leer, les
lleva a querer leer, a buscar saber, a adentrarse en el mundo del arte, del
dibujo y de la imagen a través de las ilustraciones. Aumenta su habilidad de
escuchar, desarrolla su sentido crítico, aumenta la variedad de experiencias, y
crea alternativas de diversión y placer para él.
Un
libro en manos de un niño lo puede llevar a volar por mundos de fantasía, de
imaginación, de magia... y llegar a transformar este encuentro en un verdadero
torbellino de sensaciones, de voces y ruidos.
Un libro es,
además, una gran herramienta de juego, y como tal, tiene que estar presente en
la vida de un niño/a desde su nacimiento. Un gesto tan sencillo como leer un
cuento a un niño puede eternizar una afición enriquecedora durante toda su
vida.
Nosotros,
desde la escuela, y con la ayuda de la Biblioteca de Blimea, hemos dado el
primer paso. Ahora os toca a vosotros/as, familias, construir el camino por el
disfrute de los libros.